danielorbis

domingo, 30 de diciembre de 2012

Caníbales en Europa!!! El festín caníbal de los «Tigres de Arkan»

Un manuscrito y dos declaraciones ante el juez detallan cómo el violento grupo mafioso serbio, detenido en Valencia en febrero, trituró y arrojó los restos de uno de ellos al río Manzanares.




Lo mató con un martillo, lo desolló y lo tiró al váter. Lo describía disfrutando, describiendo cada órgano del cuerpo (...) y sobre todo hablaba de la próstata (...) él tiene miedo por su próstata, ya que (...) sin la próstata y el órgano sexual no debe vivir... Le pregunté por qué lo habían hecho y por qué lo habían hecho de esa manera. Me contestó que Jura quería entregarse y que se le había ido la olla un poco».
KOMANDANT ARKAN,  EL GENOCIDA
 DE LOS BALCANES
Este fragmento pertenece a una carta manuscrita hallada el pasado 8 de febrero en una vivienda de Valencia. Era uno de los dos pisos francos utilizados por miembros de la violenta mafia de los «Tigres de Arkan», a los que Serbia persigue por decenas de asesinatos, incluido el del primer ministro de ese país Zoran Djinjic en 2003. La Policía española seguía el rastro de varios miembros del antiguo grupo ultraderechista serbio, reconvertidos en mafiosos bajo el nombre de «clan Zemun». Hallaron un arsenal de armas de guerra en esos pisos, 557.000 euros en metálico y la confirmación de que habían asesinado, descuartizado, triturado y arrojado al río Manzanares a uno de sus compinches.
El manuscrito, escrito por otro de los miembros del clan y oculto entre cartas de amor, no dejaba resquicio de duda. Y no era la única prueba: otro «tigre» había detallado en una prisión serbia a la Policía cómo eliminaron a Milan Jurisic (Jura), la víctima, en un piso madrileño en marzo de 2009. Los dos delatores cumplen condena por el magnicidio y coinciden en esencia en el relato. Los huesos, los restos de la orgía de sangre, fueron hallados en el Manzanares el 21 de marzo pasado. Loscuatro detenidos en Valencia, el jefe de los «Tigres de Arkan» Luka Bojovic y tres de sus hombres, permanecen encarcelados en España a la espera de ser extraditados.

Comisión rogatoria

Hace un mes y medio el juez de la Audiencia nacional Fernando Andreu interrogó en una prisión serbia a dos de los asesinos del primer ministro. ABC ha tenido acceso a las declaraciones -uno de ellos, Sretko Kalinic, participó en el crimen de Madrid- y al espeluzante manuscrito «caníbal», escrito por el segundo, Milos Simovic.
«Me ha contado que hizo un guiso de los restos de Jura (apodo de Milan Jurisic) y que lo comieron, […] con piel humana y que la piel de la cabeza, junto con el pelo, ya que lo desollaron así, la ponía en la cabeza a modo de máscara. Hablaba de cómo […] el cuerpo de Jura les estropeó la máquina de moler y tuvieron que comprar otra y que compraron también una máquina para cortar huesos, que todo el piso está manchado con esa sangre y grasa y que trabajaron durante cuatro o cinco días. Dijo: “Hay más trabajo que cuando desuellas un cerdo o una oveja...” Lo contaba todo en detalle”. El relato de Milos Simovic, encontrado en el piso de Valencia, fue escuchado por el juez Andreu y su colega serbio con todo detalle en noviembre.
Pero la declaración más precisa fue la de Sretko Kalinic, quien participó en el crimen de Madrid, y a su vez se lo contó al anterior ante el temor de que el jefe del clan Luka Bojovic quisiera eliminarlo. No era la primera vez que daba la orden o ejecutaba a uno de sus subordinados, a veces con solo un correo electrónico enviado desde España.
Sretko Kalinic explicó a Andreu y a los policías de la UDEV que le acompañaron que mataron a «Jura» a principios de marzo de 2009 en un piso de la calle Lago Salado de Madrid. Lo asesinó el jefe Bojovic con un martillo que la víctima guardaba en su habitación. ¿Por qué? Porque lo provocaba y nadie podía cuestionar su liderazgo. Varios miembros del clan vivían ocultos en ese refugio. Todos habían participado en el magnicidio del primer ministro y llevaban años eludiendo la justicia, mientras mataban rivales y traficaban con cocaína.

         Luka Bojovic

Luka Bojovic pidió a otro de sus colaboradores una Beretta con silenciador para acabar con Jura, pero se impacientó y recurrió al primer arma que tenía a mano. «Jurisic fue al baño a ducharse y cuando regresó, el otro se levantó y le dio cuatro o cinco golpes con el martillo en la cabeza», explicó Kalinic, apodado «el Carnicero», a Andreu. «Había sangre por todas partes, salpicando las paredes, en la habitación (...) Fue colocado encima de una manta y arrastrado a la cocina y allí fue cortado y metido en el frigorífico».
«-¿Quién le cortaba?
-Bojovic
-¿Cómo fue cortado?
-Rodillas, caderas y brazos, y la cabeza.
-¿Qué se hizo con esas partes?
-Se dejaba todo en el frigorífico, ya que se respetaban las reglas de la comunidad, no se podía hacer ruido después de las once de la noche (...)».

Dos trituradoras

El serbio detalló al juez cómo envolvieron el cuerpo de su amigo y miembro del «clan Zemun» en papel film y en bolsas; limpiaron la sangre del salón y rasparon las paredes con una espátula. Días antes habían comprado una sierra para cortar madera en un centro comercial de esa zona de Madrid, próxima a la calle Alcalá. La guardaron en una taquilla para que la víctima no sospechara -ya temía por su vida-. Dos de los asesinos, el declarante y Vladimir Milisavljevic (condenado en rebeldía como autor material del asesinato del primer ministro serbio) compraron una máquina de triturar carne en un gran almacén.
-«Qué ocurrió luego?
-Pues nada, eso fue molido y puesto que Jurisic había estado herido y tenía una bala en el cuerpo, la máquina se averió; se quedó la bala atascada. Así que fuimos otra vez a comprar otra máquina».
El capo Bojovic ordenó la trituración y su lugarteniente, Milisavljevic, «le dio a la manivela». Antes, fueron al madrileño Parque del Oeste a enterrar a la víctima, pero como apareció la Policía desistieron y se optó por deshacerse del cuerpo picando la carne. Más tarde la arrojaron al inodoro. Los huesos largos los cortaron con la sierra. El jefe mandó a «Carnicero» que tirara todos los restos óseos al río. Los guardó en una mochila y se dirigió en bicicleta al Manzanares, donde los lanzó bajo el Puente de la Reina. Allí fueron encontrados por la Policía casi tres años después, en el lugar exacto marcado por este hombre. El ADN confirmó que se trataba del desaparecido Milan Jurisic, aunque estas pruebas descubrieron que quien se creía su padre no lo era en realidad.

Asesino a la fuga

Tras el macabro crimen, «Carnicero» huyó de España cuando Bojovic comenzó a seguirlo como si fuera su sombra. Le acompañaba incluso a comprar tabaco. Él pensó, y así lo relató al juez Andreu, que era el siguiente de la lista, de ahí que escapara y se refugiara de nuevo en Zagreb. Meses después, sin previo aviso, y tras romper relaciones con el jefe y su gente, se lo «encontró» en esa ciudad y ya no tuvo dudas de que pretendían eliminarlo. Por esa razón, contó con detalle el crimen de Madrid a Simovic, entonces su amigo. «Carnicero» asegura que no cocinaron a la víctima, que son invenciones del otro «tigre». La Policía no lo tiene claro. Cuentan con los antecedentes de estos especialistas en descuartizamientos y «carne picada».
Fuente: abc.es

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