danielorbis

lunes, 31 de enero de 2011

Las mentiras sobre el invierno de Chopin en Mallorca

Un juzgado sentencia que la celda que se enseña a los turistas como suya en Valldemosa no es la que habitó el músico. Y el piano, tampoco

Jorge Luis Borges visita la celda de la Cartuja de de Valldemossa

Les daban gato por liebre. A las decenas de turistas que se han acercado en estos años hasta la «habitación» de Chopin en la cartuja de Valldemosa les han engañado en Do mayor. Así se desprende de una sentencia de un juzgado de lo mercantil de Palma de Mallorca, recogida por Efe, que ha dictado que el pianista y compositor romántico pasó un invierno en la citada cartuja, sí, pero en una celda diferente a la que se ha enseñado a los curiosos y turistas. Es más, el piano que se ve en la visita jamás sintió los dedos del músico polaco deslizarse sobre sus teclas.
El desaguisado o el desafinado, como prefieran, tiene su explicación. La citada resolución está originada en la demanda interpuesta por la propietaria de la celda número 4 de la cartuja contra la dueña de la celda número 2, abierta al público como la habitación donde el músico, su mujer, la escritora George Sand, y también sus hijos vivieron del 15 de diciembre de 1838 al 11 de febrero de 1839. La propia Sand, cuyo verdadero nombre era Amandine Aurore Lucie Dupinuna, ya contó la experiencia de esta estancia en «Un invierno en Mallorca».
Según la sentencia, continúa la información de Efe, la celda número 4 conocida en la época como la 3, es sin embargo donde realmente vivió el artista, por lo que condena a la propietaria de la número 2 (antiguamente la 1) a que pare de hacerla publicidad como si fuera el lugar donde el artista polaco vivió. Es más, igualmente condena a la demandada a que publique la corrección de celda en los medios y la dé a conocer a través de instituciones y asociaciones, así como a que retire el piano expuesto actualmente en la celda.
Las alucinaciones del pianista
Por otro lado, el autor de la «Polonesa» también ha estado de actualidad debido a un estudio médico que defiende la tesis de que Chopin sufría alucinaciones (varias de ellas en la propia cartuja mallorquina) debido a una epilepsia que le afectaba el lóbulo temporal del cerebro, según informa Afp. Realmente, como varios de sus familiares, Chopin estaba bastante pachucho y durante toda su vida sufrió ataques continuos de tos, infecciones pulmonares, jaquecas y migrañas, y cuadros depresivos.
En cuanto a su tisis, científicos polacos defienden que el músico podría sufrir no una tuberculosis, sino una fibrosis quística, una enfermedad pulmonar genética. No obstante, esta tesis no se ha podido comprobar, ya que el Gobierno polaco ha rechazado que se realizara una prueba de ADN del corazón del compositor, conservado en Varsovia.
En cuanto a la supuesta epilepsia, dos médicos españoles, Manuel Vázquez Caruncho y Francisco Brañas Fernández, de los servicios de radiología y neurología del hospital de Lugo, han intentado explicar de dónde surgir las frecuentes alucinaciones de Federico Chopin. Los doctores han revisado diversas obras y biografías sobre el músico y en bastantes ocasiones aparecen cuadros alucinatorios, generalmente breves, habitualmente nocturnos y que el compositor solía recordar detalladamente lo que le ocurría.
Chopin veía criaturas que salían corriendo de su piano, se sentía ahogado cuando llovía con fuerza, veía fantasmas, la muerte llamaba a su puerta... Todo ello es para los investigadores españoles una demostración clara de que sufría una epilepsia, focalizada en el lóbulo temporal, que suele cursar con este tipo de alucinaciones.
Y, a pesar de eso, consiguió ser uno de los grandes músicos de la historia.
Fuente: abc.es

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